miércoles, 2 de enero de 2019

Aquaman.




ENTRADILLA CON DESTRIPES.

En un momento de Aquaman vemos a un pulpo gigante tocando un tambor con los tentáculos. Eso pasa al rato largo de empezar la película y yo ya estaba con la cuchara entregada. Y es que hay una expresión inglesa que define totalmente a esta peli: OVER THE TOP.

Es nuestra amada y rica lengua podría equivaler a desparrame. Y eso es Aquaman: un desparrame de dos horas donde el espíritu de Flash Gordon se reencarna en una producción irrepetible y con resultado final increíble para lo que se esperaba de ella. Ya he hablado otras veces de lo que nos gusta tirar al barro cualquier cosa antes de verla nacer. Todos tenemos algo de abortistas culturales, de talibanes de lo que aún no se ha publicado, de infancias violadas y del "ojo cuidao". Y el universo DC en el cine es un campo abonado para tener siempre una antorcha preparada y predicar una opinión que no nos ha pedido nadie.

Y Aquaman es el milagro que nos dice que hay margen para la sorpresa y que todo no es tan predecible como parece. Aquaman es la aventura más pulp que he visto en mucho tiempo. Pulp en su sentido más clásico. Llena de mundos en el interior de la tierra, dinosaurios, bestias abisales, piratas submarinos, mapas escondidos y una batalla entre diferentes razas de la que no se entera nadie en la superficie. Es el viaje del héroe con extra de músculo y macarreo. Es un Aquaman que podría llamarse Jack, El Corsario de los Mares o lo que sea. Es el personaje más cercano y más alejado de su referente comiquero, es pura contradicción argumental, cúmulo de cosas que pueden salir mal y aciertos que no sé si son conscientes o la magia de un James Wan que demuestra que no hay material que no puede convertir en algo entretenido.

Jason Momoa es Aquaman pero es más Momoa que otra cosa. Un actor que se aferra a un icono que él mismo ha creado y es superviviente de una Liga de la Justicia que casi le manda al banquillo antes de empezar su propio partido. Momoa va entregado por una causa más grande que él mismo. Ahora todo recae (me refiero al Universo DC cinematográfico) en sus hombres y en los de Gal Gadot. Ni Batman, ni Superman. La gente se ha rendido a los pies de una diosa y de un... yo qué sé no muy bien explicado con un tridente enorme y ganas de divertir.

Aquaman son dos horas de peleas, duelos, batallas, persecuciones, bromitas, destinos manifiestos, canciones de Pitbull, BSO acertada, Amber Head, rejuvenecimientos digitales a tope y aventura, mucha aventura. Es una película de sábado por la tarde increíblemente vigorizada, donde todo es colorista y llamativo. Una película a la que es muy fácil perdonarle sus errores porque entra bien, porque al poco de empezar a verla estás muy a favor de ella, porque es sencilla y luminosa...

Porque DC tal vez haya visto el éxito en el entretenimiento. Qué tontería, ¿verdad?

2 comentarios:

  1. Porque entretiene, Jefe. Y si una película te entretiene ya cumple su función. Buen post (as always) y Felíz Año :)

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    1. Es tal vez uno de los productos más sinceros y coherentes de todo el año 2018.

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