lunes, 4 de diciembre de 2017

Rocío de la Mancha, un clásico popular inquietante.







Recuerdo ver esta película en un autobús, de camino a alguna excursión, en la EGB. Algunas veces tenías suerte y te ponían "De pelo en pecho", y otras caía ésta o "Marisol rumbo a Río". En aquellos tiempos, Rocío Dúrcal era para nosotros otra niña cantante que salía en películas que, en aquellos primeros ochenta, olían ya un poco a alcanfor. Vehículos de lucimiento, que se dice ahora, de actores infantiles como Joselito, la ya nombrada Marisol, o inventos como las aventuras de Enrique y Ana, que no por más recientes era menos casposas.

El caso es que "Rocío de la Mancha" cayó el otro día en casa. La cazamos en el canal SOMOS, y como mi hija mayor siente debilidad por el cine español en blanco y negro o con el coloreado "extraño", como ella dice, la vimos. 

Y para mí fue ver otra película; otra realidad; otra perspectiva.

Me voy a la sinopsis oficial de la película: "Rocío es una chica que se dedica a hacer rutas guiadas por los molinos de viento de la Mancha, a lo guía de esas que trabajan por los monumentos y cobran la voluntad, rollo "Molinos misteriosos" o "Ruta desconocida por el yermo manchego". Total, que ella tiene que mantener a cuatro hermanos que parecen dibujados por Carlos Giménez, recibe la asesoría de un cura al que no le importa que ella le rece, cual Conan a Crom, a los molinos en lugar de a Dios; y un novio (el gran Simón Andreu antes de aprender inglés y embarcarse en una carrera en el top del cameo internacional). Su vida es un poco monótona y coñazo, por decir algo. Su vida cambia cuando una cantante famosa y su representante tienen un accidente de tráfico por su culpa. La cantante y ella se conocen y entablan un curiosa amistad, ya que Rocío tiene un flipante parecido con la hija fallecida de la cantante. Ésta, le cuenta que su matrimonio se rompió y que no ha sido capaz de decirle a su ex pareja que su hija ha muerto por el dolor que supone. ¡Yeah!

Rocío, que ve que vive en la mediocridad, su novio le pone menos cero y los niños dibujados por Carlos Giménez son una lastre, y el cura empieza a mirarle con cara de quemador de brujas, decide irse a París a conocer al ex marido de la cantante, hacerse pasar por su hija, y como dicen "desfacer un entuerto". Todo ello plagado de grandes canciones, violencia doméstica, grandes dosis de sordidez y melodrama.

Estamos en el 2017 y juzgar un film de los sesenta con los ojos actuales es injusto, lo sé. Muy injusto. "Rocío de la Mancha" es un clásico del cine popular español para muchos; una comedia entrañable donde todo sale bien y hay muchos planos de gente mirando el infinito con colirio en los ojos y una palabra amable en la boca.  Pero una lectura actual y algo crítica convierten su visionado en un drama sórdido de engaños, tristeza, maltrato y manipulación. Es como ver una proto historia del documental "El impostor" pero con canciones de Augusto Algueró y el rostro de la Dúrcal en lugar del desasosegantede Frederic Bourdin.

4 comentarios:

  1. "y como mi hija mayor siente debilidad por el cine español en blanco y negro o con el coloreado "extraño", como ella dice, la vimos".....

    esto hay que escribirlo con rótulos "Stranger Things" :)


    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es muy fan de todo lo que no le resulte conocido; y el cine clásico le llama mucho. Tanto las formas como las historias que se cuentan.

      Eliminar
  2. esta pelicula la tengo muy olvidada (por no decir que no me acuerdo de ná) pero vamos que a mí siempre me pareció una oda a la estafa, jugando con los sentimientos de un pobre padre... pero cantando xD

    ResponderEliminar